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En el Valais, es difícil conocer el número total de personas que se enrolaron en el misionado desde 1920 hasta 1990 cuando el fenómeno comenzó a declinar. De cierta manera, se puede considerar que esta emigración religiosa viene a perpetuar una tradición que había sido interrumpida con el fin del servicio extranjero en 1870, y que consiste en conquistar el mundo bajo la bandera del catolicismo. Si las armas han sido reemplazadas por bastones de peregrinos, la actividad misionera se hará a menudo en estrech correlación con las administraciones coloniales. Las cuestiones religiosas, políticas y militares nunca estarán muy alejada entre sí.
Este entusiasmo por las expediciones misioneras será retransmitido en el Valais por intermedio de diferentes congregaciones. Bajo el obispado de Monseñor Marietan, la Abadía de Saint-Maurice intentará hacer trámites para obtener una misión en la China. En el contexto de un alza del nacionalismo en Asia, se trata de restringir la influencia de las escuelas europeas laicas sobre la educación de la juventud china. Este proyecto misionero no se concretará pero, de todos modos, se observa la presencia de estudiantes chinos en Saint-Maurice en el año 1920. Durante los años siguientes la Abadía deberá renunciar a los proyectos de evangelización en Corea e Indochina. En 1930 tendrán lugar las primeras partidas hacia India donde la Abadía retomará la gestión del Colegio San José de Bangalore. La experiencia no durará más de dos años, el clima no conviene a los canónigos valesanos. La primera misión durable data de 1934, cuando dos canónigos de la Abadía partieron hacia el Noreste de la India para retomar desde 1937 la «misión del Sikkim» que había sido fundada en 1882. A continuación, la Abadía desplegará sus actividades misioneras en otras regiones del mundo tales como el Perú desde 1974 y en Kazakhstan desde 2004.
Igualmente en Saint-Maurice está afincada la sección suiza de la Sociedad de Misioneros del África, fundada en 1868 en Argelia por el cardenal Lavigerie. Sus miembros son conocidos bajo el nombre de «padres blancos». Llegados de Friburgo, ellos fundan en 1913 en Saint-Maurice el Instituto Lavigerie desde el cual será organizada su actividad misionera. Los alumnos se pueden formar en el Colegio de la Abadía antes de partir a las misiones en África. En 1975 será fundado en Veyras un segundo instituto Lavigerie.
Con base en Bouveret, los padres espirituales de la Congregación del Santo Espíritu obran en el cuadro de la Escuela de las Misiones que fue fundad en 1937 por el padre Villetaz, un misionero antiguo de Katanga. Sus actividades misioneras se desarrollan especialmente en África y el Caribe.
Entre las congregaciones importantes valesanas implicadas en la actividad misionera, se encuentra igualmente a los Canónigos del Gran-San-Bernardo. De 1933 a 1948, doce de entre ellos van al Himalaya, a una región situada entre China y el Tibet. Francia disponia desde la mitad del siglo 19 de un protectorado religioso en la China, es entonces la «Sociedad de las Misiones extranjeras de París» quien ha encargado a estos canónigos valesanos de evangelizar la región, considerándolos por su origen los más aptos para afrontar el rigor del clima himalayo. Su llegada suscitará conflictos con las autoridades religiosas locales que verán en la actividad misionera una ingerencia extranjera en sus asuntos y en su organización social fundada bajo un régimen feudal. Además la zona se encuentra afectada desde 1937 por la guerra que siguió a la invasión de China por Japón, así como por el conflicto interno entre las fuerzas nacionalistas y comunistas. En un fondo de intrigas políticas y religiosas, la muerte del canónigo valesano Maurice Tornay en 1949 agregará un nombre a la lista de doce misioneros ya asesinados en la región, y firmará el epílogo de un siglo de luchas de influencias entre monjes budistas y misioneros católicos en la región. Con la toma del poder por los comunistas en 1952, todos los misioneros extranjeros serán expulsados de China.
A estas diferentes congregaciones afincadas en el Valais y activas en el misionado se puede agregar las Hermanas Ursulinas de Sion y de Brig, las Hermanas del hospital de Valère, las Hermanas de Saint-Maurice, así como las Hermanas franciscanas de St-Maria de los Ángeles.
La tabla siguiente da una idea de la importancia de la emigración religiosa valesana en 1955:
Source : Nouvelliste valaisan, 10 octobre 1955
Références
L’Abbaye et les missions : Echos de l’Abbaye de Saint-Maurice, 20 (2010).Jean-Marie Gabioud, Roman Stäger, Claude Maillard, Jean-Pierre Chevrolet, Pères Blancs de Suisse : 1911-2011.
Fanny Guex, « L’Echo du Sikkim. Missionnaires suisses dans l’Himalaya. De la conquête à l’aide humanitaire (1937-1970). », dans Revue suisse d’histoire, 65/3 (2015), p. 449-470.